lunes, 27 de octubre de 2008


El cine musical es un género cinematográfico que se caracteriza por películas que contienen interrupciones en su desarrollo para dar un breve receso por medio de un fragmento musical cantado o acompañados de una coreografía.
En los comienzos de este género, el fragmento tenía como objetivo impresionar sin mantener mucha conexión con el desarrollo narrativo. Sin embargo, al alcanzar su madurez, se estiliza el género y los números concatenan la historia.
Ningún otro género cinematográfico –ni siquiera el
western- es tan inequívocamente americano como el musical. El concepto del espectáculo que impera en todos los aspectos de la sociedad de Estados Unidos. alcanza uno de sus máximos exponentes en el cine y, dentro de él, en las elaboradas coreografías, las melodías inolvidables y –simplemente- las obras maestras que ha dado el musical.

Los años dorados del musical
La industria saludó el éxito entre el público del género concediendo en
1929 a Melodías de Broadway (Harry Beaumont) el Óscar a la Mejor Película en lo que sería el anticipo de la gran cosecha de musicales de la década de los treinta, cuando el género se convertiría –junto al cine negro- en el favorito del público. Busby Berkeley revolucionó el género al poco de nacer y puede decirse que es el primer padre del musical, al que dotó de un lenguaje cinematográfico que le alejaba del teatro; tal como en The Go Setter o La calle 42. Mientras tanto, la RKO elevaba al estrellato a la pareja formada por Fred Astaire y Ginger Rogers, en una serie de películas (Sombrero de copa, El desfile del amor) que les hizo un sitio eterno en la historia del cine.

En los cuarenta haría su aparición
Gene Kelly (el amo del género: actor, bailarín, coreógrafo, productor y director), y el musical no volvió a ser el mismo. Junto a Stanley Donen, los rodajes salieron al exterior y el musical alcanzó la mayoría de edad.

En los 50, el género estaba tan instalado en el gusto del público como el drama o el western, y pasa por su mejor época, con nombres que iban desde
Elvis Presley (Viva Las Vegas, King Creole) al trío Frank Sinatra - Bing Crosby - Grace Kelly (Alta sociedad) y teniendo como centro de nuevo a Gene Kelly, el chapoteador de Cantando bajo la lluvia (1952), el musical más conocido de la historia del cine, lanzado por la MGM en la época en la que dicho estudio se hizo famoso por producir grandes musicales como el antes mencionado o Gigi. Otro de los grandes que se asomó al musical –y que se labró gran parte de su reconocimiento con él- fue Vincente Minnelli con Un americano en París y Melodías de Broadway (1955). Minnelli era único en la fusión de comedia y musical.

La década de los sesenta, vio nacer extraordinarios musicales, entre los que destacan:
Amor sin barreras; Camelot; Willie Wonka y la fábrica de chocolates; La novicia rebelde, Mi bella dama, Hello, Dolly!, entre muchas otras.

La decadencia del género
A partir de los sesenta y durante las tres décadas siguientes, el género languideció, arrinconado por el público y los grandes estudios, que no financiaron más que proyectos puntuales y en los que sólo sobresale un nombre, el de
Bob Fosse, el último gran genio del musical. Sus filmes Cabaret y All That Jazz son los mejores exponentes del género en los setenta.

Mención especial debe hacerse de seis musicales de la década de los setenta:
Hair del director Milos Forman; Vaselina (1978), con las actuaciones de Olivia Newton John y John Travolta, Cabaret (1972), con Liza Minelli, Nace una estrella, con Barbra Streisand y Kris Kristofferson, All that jazz (1979) y Jesucristo Superestrella, los que sin duda son lo más rescatable de la década.

En la década de los 80, la película Anita la huerfanita permitió recordar la grandeza del género.
Alan Parker rodó tres musicales entre las décadas de los 80 y 90: Fame, The Commitments, Evita-, volviendo a lo superfluo del genero con otros ejemplos como Flashdance (1983) y Footloose (1984).

Es también en esta etapa que el musical encuentra una nueva vertiente: los dibujos animados.
Disney produjo la que se podría haber considerado la mejor película musical en este formato: La bella y la bestia. Asimismo, produjeron La sirenita. En 1997 la Twenty Century Fox produjo Anastasia.

En 1996,
Madonna y Antonio Banderas protagonizaron Evita. Lars von Trier sorprendió a todos con Bailando en la oscuridad, pero no ha sido hasta que Hollywood ha vuelto a reconocer el género –ahí están los éxitos conseguidos por Moulin Rouge y Chicago, El Fantasma de la ópera, Hairspray, Rent o Dreamgirls- que los estudios han vuelto a poner sobre la mesa dinero para producir musicales.

El caso más reciente es el de Sweeny Todd (2007) un musical al puro estilo de Burton, llevando al extremo las características del género inmerso dentro de otro también muy hollywoodense: el thriller.

Características
-historias optimistas y de cierta frivolidad.
-trama y personajes muy simples sirven de soporte para números musicales espectaculares.
-La trama va avanzando a través de diálogos y de números musicales alternados.
-Artificialidad en los personajes al momento de cantar/bailar que el espectador concede como normal.
-Casi siempre es en tono de comedia.
-Se involucra el
sonido como elemento para darle al protagonista una nueva forma de expresión.
-Uso exagerado de color y contraste en vestuarios, utilería, etc.
-Duración promedio de 90 minutos.

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